sábado, 14 de diciembre de 2019

Actividad 8.3

Adrián Dorgambide González



AluCine (1). Matar a un Ruiseñor

#sinspoilers

Comienzo esta sección con un clásico, y no un clásico cualquiera, sino un clásico entre los clásicos. Matar a un Ruiseñor es una película estadounidense de 1962 dirigida por Robert Mulligan y basada en la novela de mismo nombre de Harper Lee, escrita tan solo dos años antes. Es un largometraje con especial sensibilidad hacia el mundo infantil, un canto al valor, a la humanidad y a la responsabilidad. Muestra la vida en un pueblecito de la norteamérica profunda, la vida de una familia humilde, dos hermanos y su padre viúdo.

Escudriñamiento Personal

Los niños reflejan el mundo infantil, con su encanto y vitalidad y su valor al descubrir la vida. Los dos tienen una relación encantadora con su padre, un hombre íntegro y ejemplar, interpretado por Gregory Peck. Quizás la mejor interpretación de su carrera. Los niños se convierten en observadores del mundo adulto a través de la circunstancia de un proceso judicial a un negro, que es víctima del racismo y que es defendido por el propio padre de los críos. Es una visión amable de la América rural, que transmite muy buenos sentimientos.

Matar a un Ruiseñor es un PELICULÓN. Así, con mayúsculas. El personaje interpretado por Gregory Peck, que es un abogado llamado Atticus Finch, es el papel de su carrera. No es poco decir en un hombre que rodó películas hasta casi sus 90 años de vida, entre las que se encuentran, entre otras muchas, El Cabo del Miedo, Vacaciones en Roma o Moby Dick. Merecidamente, recibió el Óscar por su papel en 'To Kill a Mockingbird', así se llama en su título original. Robert Mullingan le da el papel  de su vida. Encaja como un guante. Hace no mucho leí en un artículo que Gregory Peck se estaba interpretando así mismo. No está mal encaminada en absoluto esa afirmación. Así lo borda de esta manera. Los que no lo conozcáis, echad un vistazo a fotos de Internet, especialmente de los años 60', y veréis que tiene una cara de buena persona sencillamente insuperable. Expresión de tipo intachable e incorruptible. Es la esencia misma de su personaje.

Todos en esta vida queremos ser Atticus Finch, con esa integridad, tranquilidad y clarividencia. Podríamos catalogarle como un abogado de pleitos pobres, pues le toca defender a un negro en los EEUU en la época de la Gran Depresión. Aquí el novelista Harper Lee, novelista muy famoso en el mundo anglosajón, lo convierte en un héroe, y Mulligan sabe llevar esa heroicidad a la pantalla. Y lo hace con gran maestría.

La película te atrapa desde la primera escena y ya no puedes dejar de verla y, es que además, te deja muy buen sabor de boca una vez que acabas. Podéis verla dos veces o tres y os va a seguir enganchando. Yo la tengo en DVD desde hace un par de años para poder verla cuando me venga en gana.


Retomando la película, buena parte de la misma transcurre en la sala de vistas de un tribunal. Es una película de juicios, no lo olvidemos, y aquí el director hace un trabajo magnífico. Se puede pensar que es fácil filmar un juicio, pero no lo es en absoluto. "Colocas bien las cámaras y poco más". Pues no. Las escenas de juicios pueden llegar a ser soporíferas. De hecho, en la vida real, lo son. Las salas son pequeñas, el lenguaje jurídico es arduo y a veces complicado de entender, por mucho que el guionista se haya esforzardo en hacerlo asequible para el público general. Los juicios son rutinarios, son aburridos... De hecho, a mí me parece curioso que exista el género de juicios, y más que tenga legiones de seguidores y al que el séptimo arte ha proporcionado auténticas obras maestras (12 Hombres sin Piedad es una de ellas). Evidentemente, no todos, ni la mayoria, han sido tratado tan bien como en Matar a un Ruiseñor.

De todas maneras, el personaje principal de la película no es Atticus Finch, si no sus dos hijos. Un niño y una niña, a quienes el padre trata de educar en solitario y convertirlos en personas de provecho. Es a través de Scout, la hija, como se narra la historia. Los hechos tienen lugar, como decíamos antes, en torno al año 1930 en los Estados Unidos de La Gran Depresión, y ella lo cuenta desde los años 60', fecha del estreno de la película. Ya han pasado la 30 años desde entonces, lo que permite a la protagonista ver los hechos con perpectiva y tino. Matar a un Ruiseñor es esencialmente una historia de adultos, especialmente dura, por cierto, contada por una niña.

En resumen, una grandísima película que si todavía no la habéis visto tenéis que verla ya. No hay más opción. Estoy convencido de que los que no la hayáis visto y le déis una oportunidad no os defraudara lo más mínimo. Al contrario. Querréis verla otra vez. Y después de verla una primera vez y pasás por una tienda en la que venden el DVD a 3,99 os la compraréis sin dudarlo.

OS ENCANTARÁ.

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