domingo, 15 de diciembre de 2019

Actividad 8.4

Adrián Dorgambide González



AluCine (2). La Naranja Mecánica

#sinspoilers

Intro


La Naranja Mecánica (A Clockwork Orange es su título original) es una película britanoamericana rodada en 1971 por mi director favorito, que no es otro que el grandísimo Stanley Kubrick. La película trata sobre un grupo de chicos jóvenes a los que les gusta la violencia por la violencia. En otras palabras, pegar a la gente porque sí, porque les gusta y lo hacen. En una de estas cacerías comunes entre este grupo de malhechores, el protagonista, Alex, comete un asesinato. De una forma u otra, consigue curar esa ansia de violencia y reprimir esas ganas.

Lo curioso de esta película es como consigue que el espectador, que por norma general repudia la violencia, sea capaz de ver a Alex como una víctima cuando desde el Gobierno lo intentan curar. Este cambio de asesino a víctima es digno de analizar en detalle.

Escudriñamiento Personal

La Naranja Mecánica es una de las grandes películas de Kubrick. Cuando me preguntan cual es la mejor película de Stanley siempre respondo con un "¿a quién quieres más, a papá o mamá?", pues me resulta imposible decicirme entre las obras de arte de este director entre las que, para mi gusto, destacan esta que estoy analizando y La Chaqueta Metálica. Pero es que además no podemos desprestigiar otros peliculones de Kubrick como Senderos de Gloria, El Resplandor o 2001: Odisea en el Espacio. Junto a esta última es probablemente su cinta más conocida, que más se ha vendido tanto en DVD como en BluRay y también la más famosa a nivel de calle. Si preguntas a cualquiera si ha visto La Naranja Mecánica probablemente obtengas un sí por respuesta, y en caso contrario, aunque ese alguien no la haya visto, sabrá a qué pelicula te refieres.

En cuanto a la sinopsis no voy a ir más allá de la pequeña explicación que proporciono en la Intro, pues AluCine es un espacio muy respetuoso con los spoilers. No hay nada más fastidioso que te anticipen una buena película que está en tu lista de "Pendientes". Lo que sí os voy a contar es que lo que aquí nos encontramos es una gran novela en manos de un genio como Kubrick. El resultado es que no puede sino mejorar. Esto siempre sucede cuando tienes una muy buena obra literaria de la que se puede extraer un guión y adaptarlo a la gran patanlla,  y esto se lo entregas a un superdotado del cine. Pues el resultado es una OBRA MAESTRA. Si tuvieramos que hacer un Top100 de películas de todos los tiempos, cualquiera que sepa un mínimo de cine colaría esta película dentro de ese Ranking.

El asunto central es el bien y el mal. El libre albedrío. Es un tema universal que se ha tratado en infinidad de libros. En el caso de Alex elige el mal. Y lo hace de manera deliberada. Alex no es una víctima ni muchísimo menos. El sabe que está siendo malo. No es ningún desgraciado ni tiene ninguna vida trágica familiar.

Otro de los temas es el Gobierno totalitario, que se arroga la representación del bien. Es el bien en sí mismo, y entre otros privilegios que tiene es el de educarnos y reeducarnos. Una de las primeras cosas que llama la atención cuando te pones a ver la película es precisamente esto. Una sociedad futura, ferozmente estatalizada y a la vez muy deshumanizada, como suele pasar en la mayoría de las sociedades totalitarias. Este tema se ha tratado en otras muchas obras (todos conocemos a 1984 de Orwell o  Un Mundo Feliz de Huxley). 

A esa sensación de sociedad futurista y totalitaria contribuyen los barrios de los alrededores de Londres en los que está rodada la película. Barrios modernos por aquel entonces, llenos de viviendas de protección oficiales y desarrollos urbanos. En aquel momento eso era el colmo de la modernidad. Parques planificados, bloques de hormigón...algo que ya conocemos en España y en cualquier país de Europa. Hoy es una cosa normal, pero para los espectadores de 1971 parecía una cosa futurista. El hecho de que Alex viva en una colmena, en uno de esos bloques, y que lleva un número, algo así como "Bloque municipal 17A" (no recuerdo el nº exacto), proporciona ligera turbiedad a la atmósfera de la película. La inclusión de palabras de lenguas eslavas (principalmente rusas) da todavía más angustia.

Pues bien, en esa sociedad en la que todos son felices por decreto y la violencia ha sido extirpada por el Estado, hay tipos como Alex y sus amigos, a los que se refiere como drugos, que rompen la supuesta armonía que intenta establecer el Gobierno. Estos matones ejercen la violencia por puro placer, no para robar ni porque lo necesiten para sobrevivir sino por puro gusto. Como eso es imposible, pues ha sido eleminada por decreto, el Estado decide reprogramar a Alex, como si fuera un robot. Esto entra dentro de la lógica de una sociedad así como la de La Naranja Mecánica, en la que todos son robots y el Estado es el gran ingeniero. Alex es un robot que han programado mal y están en pleno derecho de cambiar el código que le han metido por otro.

Desde un punto de vista universal (y hasta diría que ideológico)  Kubrick se limita a desplegar su magia, que es mucha. Esta película es famosa por el empleo de planos angulares y también por el uso de cámara lenta-cámara rápida, para marcar el ritmo de la película. Y lo hace muy bien. Ralentiza la acción o la acelera en los momentos adecuados. Nada de esto era casual. Kubrick era un obsesivo que tardaba meses en hacer las películas.

Mención a parte merece la música. Deliciosa, como en todas las cintas de Kubrick. La pieza por autonomasia es el segundo tiempo de la Sinfonía de Beethoven. Además de Ludwig suenan un par de piezas de Rossini.

Hasta aquí la crónica de hoy. Seguramente los que la hayáis visto esteáis de acuerdo conmigo en la mayoría de los puntos y los que no, espero que os haya entrado curiosidad por verla. Por si todavía no, os dejo con el trailer.



 

Hasta pronto camaradas cinéfilos!!


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